El farol que destella levemente / "Hominis, estoy en nosotros".

Capítulo 3

Año 2014

El farol que destella levemente 

   El demonio no es otra cosa que aquel que se hartó del despotismo de Dios. El Padre, entonces, lo llamó así y lo expulsó de su Reino. ¿Qué carajo le habrá dicho para molestar tanto al Único?. Sospecho que una mera pregunta. Pero, para su inconmensurable desgracia, un Dios jamás responde preguntas. No las tolera. Él dicta y los demás hacen, y ya. No más que eso. 

   Pero una pregunta suele encender una ínfima luz, como la de un modesto farol, y esa pudo haber sido la razón para tener que enfrentarse al atropello del odio único. Dios hizo la luz y nadie más podría hacer algo parecido. Esa era una certeza imbatible.    

   Pero este ángel hizo la pregunta y echo luz allí donde aún no había, o más bien, donde nunca iba a haber. Aquella pregunta, la que ha perdurado incólume y que inquieta a la gente de bien, debió ser tan sencilla como contundente: “¿Por qué hay esto Padre?. ¿Por qué esto y no otra cosa?”. 

   Y Dios enloqueció. 

   Le habrá gritado, odiado, golpeado e insultado. “¡Ángel caído serás!”. Le habrá dicho, para luego condenarlo: “Pagarás caro tu pregunta, de ahora en más, demonio será tu nombre y tendrás el aspecto desagradable de las cabras. Serás señalado junto con los otros preguntones, esos a quienes destruiré con hordas de hombres que llevaran mi furia inabordable en sus corazones, mi eternidad incomprensible en el refilo de sus armas y el espantoso relato de tu historia. Les haré bien saber eso, para que lo lleven en sus biblias cargadas de fuego, hambre e infanticidio. Así, vos no podrás morar en sus tierras nunca, ni en ninguna otra, mientras yo, el creador indiscutible, lo destruyo y lo erijo todo, una y otra, y otra, y otra vez”.